La monja nos tiene acostumbrados a sus relatos demasiado vividos, que nos dejan sin aliento ni palabras.
En lo personal, estos dardos existenciales los veo como verdaderas puñaladas a mi frivolidad, mis falsas seguridades, mis ambiciones vanas, mis pérdidas de tiempo, mis egoísmos tontos... y muchas otras cosas.
Por lo pronto hay que dejarse de pavadas y ponerse a rezar. Por ella sí, pero también por uno.
Los dejo con el texto: La verdad sin anestesia y su puñalada de libertad.
Natalio
En lo personal, estos dardos existenciales los veo como verdaderas puñaladas a mi frivolidad, mis falsas seguridades, mis ambiciones vanas, mis pérdidas de tiempo, mis egoísmos tontos... y muchas otras cosas.
Por lo pronto hay que dejarse de pavadas y ponerse a rezar. Por ella sí, pero también por uno.
Los dejo con el texto: La verdad sin anestesia y su puñalada de libertad.
Natalio